Técnica del “paso atrás” en enfrentamientos a muy corta distancia.

Como dice el instructor de tiro Chuck Taylor “los enfrentamientos armados son eventos de muy alta intensidad y corta duración”.

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Publicado en Stockarmas.com, Traducción y adaptación: Oscar Enrique Vanzetti

Cualquiera que se adentre en la defensa personal con armas de fuego en el medio urbano sabe que la distancia entre agredido y agresor es muy diferente a la distancia que habitualmente se utiliza para entrenar en un polígono de tiro.

Los enfrentamientos personales ocurren a muy corta distancia y suceden también muy rápidamente. La gran mayoría de estos enfrentamientos tienen lugar a menos de 6 metros y más de la mitad de las veces ocurren dentro de los 1,5 metros, incluso muchos de ellos se llevan a cabo a la distancia de estrechar la mano, es decir, lo suficientemente cerca como para percibir el mal aliento del adversario. Las razones de que ocurra esto pueden hallarse en el estudio de la compleja interacción social que cada día tiene lugar entre el delincuente y sus víctimas, a quienes trata de sorprender utilizando alguna argucia, como por ejemplo, hablar sonriendo amablemente como para preguntar una dirección mientras se aproxima rápido y decididamente con la idea de consumar el delito.

Como dice el instructor de tiro Chuck Taylor “los enfrentamientos armados son eventos de muy alta intensidad y corta duración”.

Estos criminales saben que, de los especímenes civilizados del Homo Sapiens, la mayoría están autoprogramados para ser simpáticos y amables, y si bien algunos pueden sospechar de una agresión, no tienen desarrollado la suficiente “actitud de combate” como para retirarse corriendo cuando ven acercarse al sospechoso y menos aun podrían sacar un arma y ordenarle que retroceda si este muestra una clara y evidente intención de llevar a cabo una acción criminal.

violencia con armas de fuego

Cuando el malhechor está tan cerca como para saludarnos con un apretón de manos, puede entonces amenazarnos verbalmente, agarrar a la víctima de sus ropas o de alguna parte del cuerpo, blandir un afilado destornillador, un cuchillo o encañonarnos con un arma de fuego que puede estar en su cintura o bien portarla decididamente en la mano.

En combates a distancias tan cercanas como las descriptas, cualquier oponente, hasta un ciego, podría tener éxito incluso con una vieja y oxidada pistola del calibre .25 ACP. Sobre estos puntos no hay discusión, estar a la distancia antes mencionada es un mal negocio para quien está siendo atacado. Incluso a una distancia tan cercana, casi en contacto con el delincuente, si el agredido tuviese ya un arma de fuego en sus manos, el delincuente podría fácilmente arrebatársela o bien darle un manotazo impidiéndole hacer uso de la misma.

¿Cuál es la solución?

La solución no es ninguna otra que crear distancia con el agresor, tanta distancia y tan rápido como se pueda. Esto permitirá conseguir espacio y, por consiguiente, tiempo para responder sin tener contacto físico con el adversario.

Si bien hay muchos métodos para “crear distancia”, la más eficiente puede ser alguna de las variantes de la “técnica del paso atrás” desarrollada por Chuck Taylor, muy útil para confrontaciones a muy corta distancia.

Técnica un paso atrás defensa armas de fuego

Para desarrollar esta técnica, se comienza en el campo de tiro enfrentando el blanco a una distancia de un metro de modo pueda tocarlo con las palmas de ambas manos. Los pies deben permanecer separados en una misma línea. Recuerde que usted todavía no espera ser agredido. A la señal, que en la vida real sería cuando comienza la evidencia de la amenaza, comenzará rápidamente a mover hacia atrás su cuerpo junto con la pierna y pie del lado dominante mientras empuña el arma que está aun en su funda. Para permitir el libre movimiento de la pierna hacia atrás el peso del cuerpo debe descansar sobre el pie opuesto, estando la pierna correspondiente algo flexionada y la parte superior del cuerpo en ligera inclinación hacia adelante.

El paso atrás tiene que ser largo (“big step”, en inglés), y mientras lo realiza debe comenzar a extraer el arma. El pie no arrastrará sobre el suelo al moverse hacia atrás, lo que evita problemas si usted está sobre un terreno irregular o en malas condiciones.

Después de dar el paso largo hacia atrás, supongamos con el pie derecho, en fracción de segundos se debe realizar un corto paso hacia atrás (“short step”) con el pie izquierdo, recuperando la postura de tiro, empuñando el arma con ambas manos, alineándola hacia el pecho del atacante y haciendo dos disparos dirigidos (“doble tap”), sin esperar a tomar puntería.

Después de los dos disparos comenzamos a bajar el arma, mientras con la vista se controla si el atacante se detuvo inmovilizado, o si continúa avanzando hacia nosotros. En caso de que ocurra lo segundo, comience nuevamente con el conjunto de movimientos ya vistos: un paso largo y luego uno corto, pero ahora no serán rectos hacia atrás sino hacia un costado, lo que nos permitirá salir de la línea de fuego del atacante y aumentar la distancia con él minimizando así la posibilidad de entrar en contacto físico y si es necesario realice un nuevo disparo a la cabeza.

Según su creador, esta técnica funciona y funciona bien, pero depende de la constancia e intensidad con que se la practique. Se deberá comenzar en el campo de tiro con el arma descargada y disparando “en seco”. Al principio los movimientos deberán ser lentos practicando cada uno de ellos de manera clara y precisa para memorizarlos e interiorizarlos. Chuck Taylor afirma que “sólo la práctica permite una ejecución perfecta y con garantías”.

Los movimientos deben ser realizados cientos de veces tratando de mejorar poco a poco la técnica y la velocidad del desenfunde. El entrenamiento durará hasta pensar que se está listo para actuar con éxito en una situación real donde su vida esté en juego.

Chuck Taylor después de practicar hasta la saciedad llegó a ejecutar todo el procedimiento en apenas un segundo, a pesar de eso, considera que los 2,2 segundos serían buen nivel de velocidad siempre que dentro de ese tiempo se complete la técnica del paso atrás y se realicen los dos disparos.

Notas:

Es una realidad que a distancias tan cercanas como las antes mencionadas, un delincuente armado incluso con un puñal se transforma en un agresor verdaderamente peligroso. En lo que a mi respecta puedo decir que he practicado esta técnica en varias ocasiones en el campo de tiro. Es muy sencilla e intuitiva, para entenderla no hacen falta fotografías que ilustren las distintas posiciones indicadas, no obstante os dejo un video donde se muestra una variante en la que se intenta además provocar una distracción al agresor dándole un golpe en la cara o el cuello con la intención de que no nos agarre. A diferencia de lo explicado en este texto, el instructor del video acerroja un tercer tiro en la cara del agresor.

Como vais a ver, en la segunda parte del video se muestra cómo afrontar una situación en la que el agresor nos tiene agarrados y en la cual difícilmente podremos separarnos para ganar distancia. Esta es la peor de las situaciones y siempre deberemos evitarla gracias una actitud de combate adecuada. Estaríamos hablando aquí de “extrema corta distancia” o distancia de contacto.

He practicado esta técnica con diferentes tipos de armas y calibres y evidentemente siempre será más fácil repetir los disparos con un arma de bajo calibre. Creo que aquí radica una de las bases del éxito o fracaso del procedimiento ya que la pregunta que uno se hace es… ¿que calibre debo usar? Yo propongo el uso del mayor calibre que sea posible utilizar con habilidad por parte del agredido, y ese calibre en mi opinión no es otro que el .45 ACP con la punta adecuada. La elección del 45 en mi opinión aumentará las posibilidades de que se produzca la “incapacitación inmediata” pero no supone “per se” la muerte del agresor.

El factor ubicación del proyectil, como en cualquier tiroteo donde se quiere defender la propia vida, tiene una importancia decisiva pero un aspecto que nunca no se debe olvidar es la rapidez y facilidad para extraer el arma. Para ello debemos analizar la funda, que debe ser específica para nuestra arma, nos fijaremos en la inclinación de la misma, la altura a la que quedará y el lugar donde se ubique el arma enfundada. Todo esto puede salvarnos la vida, aquí cada segundo cuenta. Como ya se ha dicho en esta nota, otra cuestión que sin ninguna duda aumentará nuestras posibilidades de éxito, es la perseverancia en la práctica. ¡Entrena siempre como has de combatir!

Creo que no es mala idea practicar la mencionada técnica, rogando a Dios que nunca se tenga que utilizar, pero me gustaría destacar que aconsejo buscar un buen instructor de tiro, que sepa “manejar” y guiar el aspecto psicológico del tirador y también aconsejar de manera adecuada sobre los aspectos legales de la legítima defensa con arma de fuego.