Así son los cartuchos para tiros de larga distancia .22 LR

Para poder extendernos en el tema, primero hay que interiorizarnos de dos fenómenos que se han producido en los últimos años, y que han experimentado una gran aceptación por parte del público afecto al tiro deportivo. El primero es el denominado Long Range –o Extreme Long Range, según las distancias–, cuya práctica gana adeptos día tras día, no sólo a nivel internacional sino también en el ámbito local. El segundo es la casi irrespetuosa irrupción que el pequeño y popular cartucho .22 Long Rifle ha realizado en modalidades reservadas hasta este momento a gruesos calibres.

A ver…. la difundida disciplina denominada Tiro FBI, que utilizaba en sus comienzos revólveres de cañón corto calibre .38 Spl/.357 Mag y a la que posteriormente se le agregaron pistolas semiautomáticas de grueso calibre (9 mm y .45 ACP), actualmente cuenta con categorías para armas calibre .22 LR ya sean cortas o largas.

Torneos en USA 

En tiro práctico con armas largas, paulatinamente los fusiles .308 Win y .223 Rem fueron dejando lugar a los que disparaban el pequeño cartucho de fuego anular. Las razones son obvias: el costo de la munición se ha visto incrementado en demasía, con el agravante –en el último de los ejemplos– de la dificultad para acceder a armas comprendidas en el Decreto 64/95.

Teniendo en cuenta lo expresado, no nos puede extrañar que el .22 LR haya ingresado al mundo del Long Range. En los Estados Unidos las competencias de esta modalidad se encuentran totalmente difundidas. Como era de prever, los fabricantes no dejaron pasar la oportunidad y ya se ofrecen armas especialmente diseñadas para esta disciplina. Y –por supuesto– los fabricantes de munición no se quedaron atrás.

Uno se pregunta… ¿Long Range con un calibre cuya máxima performance se encuentra entre los 50 y 100 metros? Y sí, las competencias con blancos ubicados a 300 metros es algo cotidiano en el país del Norte, donde ya están realizando torneos de Extreme Long Range a distancias mayores.

Tengamos en cuenta que el desafío de impactar a un blanco a unos 800 metros con un .308 Win –por dar un ejemplo– debe ser muy similar a impactar a 300 metros con un .22 LR. Y aquí hay un punto que excede el tema costo de la munición y cobra una gran importancia: la relativa facilidad para acceder a polígonos con líneas de tiro de 300 metros, ya que conseguir lugares donde poder disparar a grandes distancias es uno de los mayores inconvenientes que tiene el Long Range tradicional. 

Sin duda, un arma especializada para la disciplina tiene un costo elevado, pero al igual que uno puede incursionar en el Long Range mayor con un Remington 700, puede competir tranquilamente con un CZ a cerrojo calibre .22 LR, por nombrar dos armas muy difundidas. Estoy seguro de que muy pronto, los aficionados aceptarán el desafío de impactar a distancias extremas con armas calibre .22 LR. La carrera ya se largó.

Las .22 largo

Si bien en general las competencias se desarrollan utilizando munición estándar de calibre .22 LR –la que según el tirador se adapte mejor a su arma–, ya hay firmas que están desarrollando cartuchería especializada para el Long Range. Tal el caso de Lehigh Defense, que el año pasado presentó su munición con proyectiles sólidos, los denominados Cutting Edge Bullets. 

La empresa los ofrece con pesos de bala de 30, 40 y 50 grains. El de 30 grains está pensado para cañones con paso de estrías estándar de fábrica, mientras que los más pesados necesitarán un giro más rápido para estabilizar sus puntas Spitzer. Si bien el de 50 grains excede el largo aceptado por un rifle calibre .22 LR, fue pensado para ser utilizado en armas custom que acepten cargadores del .22 Magnum.