El “grip” del arma

Publicado en Stockarmas.com

El “grip” del arma. Uno de los pilares básicos a la hora de disparar un arma de fuego es la adecuada sujeción de la misma. El agarre debe ser realizado con firmeza, esto es fundamental para poder realizar un buen disparo o una serie de disparos con una cadencia rápida.

De la misma manera, para efectuar un disparo de calidad es imprescindible un correcto empuñamiento, evitando errores frecuentes en lateralidad, y así como efectuar un buen control del disparador para evitar lo que conocemos comúnmente como gatillazos. Por todo ello, en el texto de hoy vamos a comentar y dar unas recomendaciones sobre el “grip” del arma.

Actualmente, muchas armas tienen la opción de intercambiar cachas y lomos en la empuñadura para adaptarlo a la mano del tirador. Tienen, en toda o en parte de su superficie,  pequeños gránulos dispersos o bien ranuras longitudinales verticales u horizontales, obteniendo un grip mejorado, pero aun así consideramos que éste se puede perfeccionar de una manera sencilla, rápida y económica.

Bien por culpa de la climatología, el frio que nos insensibiliza las manos, la lluvia que puede hacernos resbalar el arma, bien por circunstancias particulares como sudor, sangre, etc. o por el propio desgaste del material con el que está fabricada el arma, podemos acabar teniendo problemas a la hora de realizar un correcto empuñamiento.

En el mercado hay diferentes utensilios para mejorar el “grip” de la pistola, pero nosotros vamos a hablar de uno que está más que probado, nos gusta y es muy económico: La lija adhesiva.

Puedes encontrarla en cualquier ferretería y se usa habitualmente en los escalones y peldaños de las escaleras evitando que nos resbalemos. La lija nos permitirá tener un mejor agarre, y la disposición de la misma responderá a los patrones de la superficie de la palma de la mano y las falanges.

También influye en el tacto, pudiendo colocarla alrededor de la empuñadura para tener sensaciones a la hora de coger el arma.

Como vemos, en la imagen superior y en las dos de mas abajo, la lija coincidirá con el arco formado por los dedos pulgar e índice. El motivo de colocarlo tan arriba es porque un correcto empuñamiento debe de ser lo más alto posible, independientemente si disparamos a una o a dos manos.

En la parte superior también se puede fijar la lija, lo cual nos ayudara al realizar un “Press Check” para comprobar cognitivamente si el arma está alimentada, o bien montar la corredera sobre cualquier superficie o la ropa en caso de emergencia para alimentar o resolver una interrupción.

Dentro de las miles de configuraciones posibles, otra opción es fijar en los laterales de la corredera para arrastrarla con firmeza a la hora de alimentar el  arma o resolver una interrupción, pero en este caso tendremos que tener en cuenta que, dependiendo del tipo de funda que se porte, las cuales suelen ir bastante ajustadas, no dejaran guardar el arma fácilmente, cosa subsanable limando aquella parte de la funda que roce.

Recomendamos la renovación de la lija cuando observemos que va perdiendo el granulado y por tanto su agarre.

Otra recomendación es que si tenéis una pistola de entrenamiento tipo redgun o bluegun, o una réplica de tu arma en airsoft, realicéis la misma configuración con la lija en ella con el fin de practicar y tener las mismas sensaciones que con el arma real.

Como conclusión, mediante estos sencillos pasos, podemos adaptar el arma a los patrones de nuestra mano, consiguiendo así mejorar el empuñe y sujetar el arma firmemente.




Mejorando La Posición Tendido

Publicado por Revista-AireLibre.com, Por NRA Staff – Traducción y edición Carlos Nesci

Dominar la posición tendido con rifle, no tiene por qué resultar difícil. Aquí les damos 5 tips para mejorar su rendimiento. Esto es válido tanto para quienes se inician como para quienes ya comienzan a participar en torneos sociales. Lo conveniente es ir probando con estos consejos de uno a la vez.

Revisión de la Posición

El primer paso para mejorar es comparar la actual la posición con la ideal, para asegurarnos que sea la correcta. Es importante que alguien nos vea y por qué no – ahora que todo el mundo anda con su smartphone – fotografiarnos y grabarnos, para comparar así la posición adoptada con la que aquí describimos.

Los principales aspectos se enumeran a continuación, las instrucciones son para tiradores diestros, los zurdos -como bien lo saben- deben utilizar la lateralidad opuesta:

  1. Ubicación del brazo izquierdo.
  2. La mano izquierda y el pie izquierdo, deben estar en línea recta.
  3. Posición del pie.
  4. Posición de la cabeza.

El punto natural a apuntar

La perfecta alineación es un requisito indispensable en la posición tendido. Incluso aún en el caso de tener una buena alineación porque, si nos dedicamos cuidadosamente a perfeccionarla, los resultados mejorarán ostensiblemente. En cada posición donde se use una correa de sujeción, se producirá un punto natural a apuntar que debe estar perfectamente alineado con el blanco. Una vez adquirida la posición si fuese necesario apuntar a otro blanco -como en el caso de los blancos múltiples- no debemos hacer movimientos parciales, sino rotar todo el cuerpo en la dirección deseada para no perder la alineación.

Presión en la culata: debe ser pareja y constante, las correcciones de elevación sobre el eje vertical se hacen con los pies, empujando el cuerpo hacia adelante para bajar el punto natural a apuntar y hacia atrás para subirlo. El codo izquierdo no debe moverse. Los movimientos laterales deben hacerse pivotando – el cuerpo y el fusil – sobre el codo izquierdo.

Relajar el brazo izquierdo

Los puntajes alcanzados en la posición tendido, pueden mejorarse significativamente prestándole mucha atención al brazo izquierdo y asegurándose que el mismo está totalmente relajado. Si es necesario, se debe ajustar la correa del rifle para que la misma lo sostenga, sin ayuda de los músculos del brazo izquierdo. El guardamanos del rifle debe reposar sobre la palma de la mano con sus dedos separados y relajados.

La presión que le aplicamos a la culata con nuestro hombro y con la mano que dispara, tendrá un impacto directo en el retroceso del rifle, ya que el proyectil todavía no habrá abandonado el cañón del arma. Si variamos la presión, el retroceso cambiará y el proyectil impactará en otra zona del blanco. Por eso es necesario ser absolutamente consistentes con la posición de nuestro cuerpo y las presiones que el mismo ejerce sobre el arma. La presión aplicada debe ser moderada, confortable y fundamentalmente, invariable.

Apuntar más cuidadosamente

Un buen disparo en la posición tendido, requiere de un alto grado de precisión en todos los aspectos de su ejecución, particularmente en el registro de la puntería. Antes de presionar el gatillo la imagen ideal, conformada por miras y blanco debe ser lo más perfecta posible. Si tenemos dudas, si la imagen no es la que esperamos, debemos exhalar y recomenzar el ciclo de puntería.

Ajuste preciso de las miras

Para obtener el mejor puntaje posible, los grupos de impacto deben estar correctamente centrados. Esto no es muy sencillo cuando se dispara a múltiples blancos. Para ello hay que decidir si el centro de los grupos estará en el centro del blanco y hacer ligeros ajustes en el sistema de puntería. Los tiradores expertos tratan de asegurarse que sus tiros vayan exactamente a donde los cantan. Si vi un 10 a la derecha en el momento del disparo el impacto se debe producir allí y si no debe hacerse una micro corrección para que coincidan. Un blanco de 10 targets requiere varios pequeños ajustes.

La recarga de un rifle calibre .22LR puede hacerse sin abandonar el apoyo de la culata en el hombro. Esto no sólo permite completar la acción más rápidamente, sino también mantener la posición durante una serie completa de disparos. Se hace abriendo el cerrojo con la mano derecha, una vez completado el ciclo y apretado el cerrojo. El codo y la mano derecha deben volver a la posición original. El movimiento debe ser coreográficamente mecanizado para que la memoria muscular vuelva a ejercer el mismo nivel de presión en el siguiente disparo.

La posición del cuerpo: cambiar la posición del cuerpo, inclinándolo algo más sobre el lado izquierdo o ejerciendo mayor presión con el hombro sobre la culata pueden a veces mejorar la performance. Se sugiere hacerlo doblando la rodilla derecha y moviéndola en dirección ascendente.

Hay que asegurarse que estas modificaciones nos brinden una posición más estable, antes de adoptarlas definitivamente.

Si bien los tips aquí mencionados fueron suministrados para esta posición, resultan también buenas sugerencias para aplicar a las otras posiciones de tiro, porque en definitiva se trata de trabajar sobre la estabilidad y el confort con el fin de alcanzar la consistencia.




El Ojo Dominante, todo lo que debes saber para conocerlo.

Nota de Carlos Nesci para Revista Aire Libre

Fuente: revista-airelibre.com

Todos sabemos que existe una tendencia natural hacia la dominancia de un lateral sobre otro y esto se hace muy evidente en la dominancia manual o podal.

Dominancia Manual: Preferencia o mayor facilidad para utilizar una de las manos (derecha o izquierda) para ejecutar acciones tales como tomar objetos, lanzar una pelota, disparar o escribir, entre otras.

Dominancia Podal: Es el pie hábil, el dominante para efectuar acciones como patear una pelota, impulsarse para saltar, mantenerse en pie con una sola pierna y otras.

Pero existen más dominancias y mucho menos conocidas como por ejemplo, la auditiva y la ocular.

Siendo esta última el propósito de la nota comenzaremos por los motivos neurológicos que la generan, continuaremos por su importancia en el deporte y terminaremos con la forma de comprobar cuál es nuestro ojo dominante, maestro o directriz, como también suele llamárselo. Por último describiremos a la lateralidad cruzada y la forma de neutralizarla en el Tiro.

La Lateralidad

La lateralidad es el resultado de la dominancia cerebral, generada por la ubicación ordenada de las funciones de los 2 hemisferios y la manera en que estos se distribuyen la información. Aparece como consecuencia de la evolución de la percepción, el lenguaje y la sicomotricidad. La educación requiere de las coordenadas derecha – izquierda. Su control es fundamental para la comprensión tanto en la lectura como en la escritura.

Existen factores genéticos y culturales que influyen sobre ella y la determinan. Estamos formados por un sistema nervioso doble que funciona de forma binaria con un cuerpo que también presenta simetrías (extremidades, ojos, oídos y pulmones, entre otros) pero, aunque estos órganos parezcan una mera duplicación del otro no funcionan igual, siempre habrá uno actuando como referente y el otro lo acompañará.

El dominante depende del hemisferio cerebral en el que se aloja. Recordemos que los hemisferios tienen la compleja tarea de interpretar al mundo que nos rodea, permitirnos interactuar con él y desarrollarnos plenamente.

Cada hemisferio tiene roles distintos y su conectividad se lleva a cabo a través del Cuerpo Calloso, él es el encargado de hacerlos dialogar (se dice que las mujeres lo tienen muy desarrollado y que ese es el secreto de “la intuición femenina” y también una característica sobresaliente de Albert Einstein, cuyo cerebro era pequeño pero muy interconectado).

Los Hemiferios

Hemisferio izquierdo: también llamado simbólico, es el responsable de la secuencialidad de la información. De suma importancia en los procesos racionales. Es el que sirve para aprender.

Hemisferio derecho: es el que dirige la acción visual y postural, procesa la información corpóreo-espacial, trabaja con expresiones visuales y se relaciona con las funciones holísticas. Es el que conduce la acción.

El uso preferente de un lado del cuerpo depende directamente de la distribución de funciones que se establece entre los hemisferios y, como dijimos al principio, los motivos son genéticos y culturales. En el caso de la lateralidad ocular, se forman columnas celulares de dominancia visual en la corteza cerebral para ambos ojos y, por alguna razón, unas prosperan más que otras y definen la dominancia.

Los Hemiferios

Hemisferio izquierdo: también llamado simbólico, es el responsable de la secuencialidad de la información. De suma importancia en los procesos racionales. Es el que sirve para aprender.

Hemisferio derecho: es el que dirige la acción visual y postural, procesa la información corpóreo-espacial, trabaja con expresiones visuales y se relaciona con las funciones holísticas. Es el que conduce la acción.

El uso preferente de un lado del cuerpo depende directamente de la distribución de funciones que se establece entre los hemisferios y, como dijimos al principio, los motivos son genéticos y culturales. En el caso de la lateralidad ocular, se forman columnas celulares de dominancia visual en la corteza cerebral para ambos ojos y, por alguna razón, unas prosperan más que otras y definen la dominancia.

Cuando cortamos con la mano izquierda y pateamos con la derecha o sostenemos el arma como diestros y apuntamos como zurdos, estamos ante casos de lateralidad cruzada. Se estima que el 10% de la población es zurda y alrededor del 30% es de lateralidad cruzada.

En el deporte la lateralidad tiene una gran importancia y no sólo la óculo – manual u óculo – podal sino también las de hombro – cintura y pierna hábil – pierna de apoyo.

Paul Dorochenko es un francés, osteópata y fisioterapeuta, Director del Centro Internacional de Reeducación del Deportista, ubicado en Valencia, España. Es famoso por detectar e intervenir en la lateralidad de los deportistas. Sus teorías y trabajos de campo para rehabilitar y potenciar a deportistas de elite son casi revolucionarios. Su última invención es un sistema que le permite a los atletas modificar gestos técnicos defectuosos y borrarlos para siempre de su memoria para reemplazarlos por otros mejorados. Dicen que funciona y que es una maravilla de la biomecánica.

Paul Dorochenko, destaca siempre las virtudes que la lateralidad cruzada tiene en los deportes de movimiento y la importancia de la elección de golpes o ubicaciones en la cancha a partir del ojo dominante.

Otro caso interesante es el de un estudio sobre “La Lateralidad en el Deporte ” realizado por el Centro Internacional de Optometría de España. Allí se trabajó sobre una muestra de 245 deportistas y otra de control de 80 no-deportistas, con el fin de detectar la influencia y penetración de la lateralidad cruzada en cada disciplina estudiada. La mayor cantidad de casos de lateralidad cruzada se dieron en Básquet y Natación. Resultaron indiferentes: Tenis, Badminton y Esgrima. Mientras que en Tiro de precisión, Fosa y Arco se concentraron la mayor cantidad de homogéneos.

Evidentemente la visión deportiva en quienes requieren alineamiento y precisión demanda una lateralidad no-cruzada ya que de no ser así se atentaría sobre la estabilidad del stance y el registro de miras, ambos factores indispensables para un disparo acertado. Además está comprobado que el ojo hábil o dominante procesa la información con muchísima mayor rapidez.

¿Cómo descubrimos cuál es nuestro ojo dominante?

Para detectarlo utilizaremos esta sencilla prueba: extendemos nuestros brazos hacia delante y los juntaremos formando un triángulo con las 2 palmas, teniendo por base a los pulgares superpuestos. Mantendremos nuestra cabeza alineada con el triángulo y apuntaremos – con los ojos abiertos – a algún elemento claramente visible.

Luego, sin mover nada, cerraremos alternadamente uno y otro ojo. El ojo dominante mantendrá el objeto en su lugar y el complementario lo perderá totalmente. Pero allí no termina la prueba, para asegurarnos, después de haber focalizado debidamente al objeto con ambos ojos abiertos, retrotraemos el triángulo formado por nuestras manos hacia nuestros ojos abiertos, intentando no perderlo de vista y comprobaremos que nuestras manos – automáticamente – lo harán en dirección de nuestro ojo maestro.

1. Ubicándonos a 1m o más del objeto a apuntar ya estamos en condiciones óptimas para realizar la prueba.
2. Para graficar la nota utilizaremos un blanco de tiro, pero cualquier objeto claramente recortado de su contexto y bien iluminado permite realizar la prueba eficazmente.
3. Extendiendo nuestros brazos y juntando nuestras manos de la forma en que se muestra en la foto, centraremos el blanco. Siempre con ambos ojos abiertos, luego cerramos alternadamente uno y otro ojo, el ojo dominante es el que seguirá enfocando el blanco.
4. Por lo contrario, nuestro ojo débil habrá perdido al blanco y solo verá lo que se encuentra a un costado
5. Contraprueba para asegurarnos de haber descubierto a nuestro Ojo Maestro: extendemos los brazos hacia el blanco con ambos ojos abiertos y enfocamos.
6. Lentamente vamos retrotrayendo los brazos hacia nuestro rostro con los ojos abiertos.
7. Automáticamente, y a pesar de mantener ambos ojos abiertos nuestras manos irán hacia nuestro Ojo Maestro

Esta misma prueba se puede hacer con un papel agujereado, el dedo índice, un puntero o cualquier otro elemento que nos permita apuntar. No obstante, la experiencia indica como recomendable hacerlo de la forma inicialmente descripta.

Así sabremos entonces cuál es nuestro ojo dominante pero que ocurre si detectamos que tenemos Lateralidad Cruzada, una característica no ideal para la práctica del Tiro.

Recomendaciones para lateralidad cruzada en el tiro

Ahora que sabemos cuál es nuestro ojo dominante, ¿qué ocurre si detectamos que tenemos Lateralidad Cruzada?, una característica no ideal para la práctica del Tiro.

Para arma corta: se sugiere cambiar la mano con que se dispara o, lo que es mejor, inclinar ligeramente el arma para que las miras se recuesten levemente y queden alineadas en la zona de visión de nuestro ojo dominante. La inclinación no debería superar nunca los 45º ( ideal de15 a 20º). Una tercera posibilidad es inclinar la cabeza hacia el brazo dominante – el pie del ojo dominante adelantado – para que el ojo dominante se pueda alinear con las miras y el blanco.

Para arma larga: resulta ideal modificar la posición y alinear el cuerpo con el ojo dominante. Una alternativa intermedia y menos radical es la de cubrir con algún elemento traslucido al ojo dominante para darle protagonismo al ojo menos hábil. Lo que no perdemos con esta opción es la sensibilidad y fuerza de nuestra mano dominante.

Posición de tirador zurdo -arma larga- alineado manual y ocularmente con su dominancia.
Tirador zurdo de mano literalidad ocular derecha. En este caso de liberalidad cruzada, conviene reeducar la posición corporal y encarar como diestro
Posición de tirador zurdo -arma corta- alineado manual y ocularmente con su dominancia.
Posición de tirador zurdo con lateralidad cruzada. se debe corregir la posición para evitar descompensaciones en la estabilidad y errores de alineación.
El mismo caso corregido mediante una ligera inclinación -no mayor a los 45º idealmente 25 a 30º- en dirección al ojo dominante, en este caso el derecho. En arma corta es preferible mantener la mano dominante por cuestiones de sensibilidad y fuerza.

Conclusión: todo aquel que pretende desempeñarse eficazmente debe comenzar por conocerse. La lateralidad es un tema importantísimo para la práctica de los deportes. Competir implica mejorar optimizando las variables y esta es una que no podemos ignorar. Hagan la prueba señores, el ojo maestro espera, ansiosamente, ser descubierto!

Anécdota del autor de la nota

Hace unos cuantos años, en una de las primeras exposiciones de Armas, me encontraba con unos amigos haciendo cola en el stand de Shark que permitía probar sus productos – bastante novedosos para la época.

Delante nuestro y ya disparando se encontraba una parejita de adolescentes. El chico disparó razonablemente – en la zona del 8 – y la chica lo hizo en el borde de la cartulina… recibiendo los comentarios sobradores de su noviecito.

Al ver que la chica no quería volver a intentarlo y advertido de su lateralidad cruzada – gesto típico…cruzan la cabeza por sobre la culata – no pude evitar mi intervención y por suerte, me salió bien.

La convencí para que volviera a disparar, describiéndole el motivo de su yerro y sugiriéndole que se parara diferente para alinearse con su ojo maestro. Todos los que estaban rodeándonos seguían con atención mis indicaciones, mientras el noviecito me miraba ”raro” y yo sentía que si la experiencia no resultaba iba a tener que esfumarme.

Finalmente le pedí a la chica que alineara sus pies con el blanco, mantuviera derecha su cabeza, respirara profundamente y fuera expirando lentamente mientras presionaba la cola del disparador pero, lo más importante, que no dejara de mirar el blanco una vez producido el disparo.

Fue una clase de tiro express; en menos de 2 minutos le tiré toda la data y la chica estuvo a la altura de las circunstancias, regalándome un 9.




10 Tips Para Mejorar Tu Puntería

Artículo dirigido a quienes no practican tiro o se acaban de iniciar informalmente en esta disciplina deportiva, especialmente en arma larga. Por Carlos H. Nesci para Revista Aire Libre

Fuente: revista-airelibre.com

Para obtener buenos resultados se torna necesario repetir las acciones consistentemente. Parándonos bien, equilibrando el cuerpo adecuadamente, ejerciendo la misma presión sobre las partes de nuestra anatomía que entrarán en contacto con el arma y no desentendiéndonos mentalmente del disparo hasta mucho después que este se haya ejecutado. Para que un disparo sea exitoso se requiere de estos aspectos sumados a otros 2 muy importantes, un arma y elementos de puntería (sistemas abiertos u ópticos) precisos.

Un sistema de puntería sirve para orientar y ubicar el arma en el lugar donde queremos impactar. Como todo sistema de registro será tan bueno como su capacidad de mantenerse inalterable a pesar de los bruscos movimientos que los disparos provocan.

El sistema de puntería debe ser tan confiable como el arma misma. Aunque suene exagerado, la verdad es que son los ojos del arma.

Resumiendo, el secreto de un disparo acertado está en: sostener el arma de forma estable, mantener las miras alineadas y controlar el gatillo o cola del disparador. Para que estos 3 requisitos se cumplimenten satisfactoriamente deberemos actuar sobre otros componentes y acciones de la biomecánica del disparo. Hasta aquí la teoría vayamos ahora a la práctica…

El arma

Debemos asegurarnos que este descargada y tomaremos todos los recaudos de seguridad necesarios para cargarla, cosa que haremos sólo cuando estemos en zona de tiro y frente al blanco. La tomaremos siempre igual y una vez que nos sintamos cómodos con ella, trataremos de registrar mentalmente esa posición para poder repetirla consistentemente. Tendremos que ver cuál es esa posición en función del peso y la forma del arma y las características de nuestro cuerpo: altura, longitud de brazos, tamaño de manos etc.

Una buena posición nos brindará comodidad para sostener el arma a la vez que permitirá su repetición sin mayor esfuerzo. Recordemos que la precisión es hija de la consistencia y esta se logra repitiendo las acciones sin modificar las variables. El arma hará contacto con nuestras manos, mejilla y hombro.

Las manos

Tendrán que ejercer siempre la misma presión y esta no deberá ser excesiva. La mano de apoyo deberá ubicarse en el lugar que nos resulte más cómodo de la chimaza. Ese lugar debería estar en algún punto ubicado desde la mitad hacia delante. El apoyo estará dado por la palma desde la zona de unión entre el índice y el pulgar.  A su vez la mano que dispara debe rodear la empuñadura y permitir que la falange distal de su dedo índice toque el gatillo, evitando, en lo posible, que ese dedo haga contacto con la culata.

La posición a adoptar debe ser estable, cómoda y relajada.

El dedo índice, idealmente, sólo debería tocar al gatillo y ejercer con la punta o falange distal un movimiento suave y constante de presión en línea recta, la misma del cañón del arma. Si la presión ejercida sobre el gatillo es lateral ya estaremos modificando la trayectoria del disparo. El dedo va al gatillo sólo cuando ya hemos apuntado y estemos iniciando la fase de respiración previa al disparo.

La mano que dispara debe tomar la empuñadura sin generar presión excesiva y liberando el dedo índice para que el mismo se focalice en el disparo.
El dedo índice solo deberá tocar el gatillo con la falange distal, haciendo presión suavemente en línea recta, en la línea del cañon

La cabeza

Debe estar naturalmente erguida, evitando inclinaciones para impedir tanto el desequilibrio del cuerpo, alteraciones en los puntos de contacto con el arma y las presiones que en ellos ejercemos, como distorsiones visuales –errores de paralaje si el sistema de puntería es óptico–.

En esa posición la cabeza espera el contacto del arma con el hombro y cuando esta hace contacto la mejilla queda emplazada naturalmente en la culata.

La cabeza debe estar lo más erguida posible y hacer solo un ligero movimiento descendente para que la mejilla contacte a la culata

El hombro

La culata va al hombro, justo al “hueco” o bolsillo que se forma entre el pectoral y el deltoides. Mientras levantamos el arma nuestros ojos deberían mirar hacia la línea del blanco. Al llegar la culata a la altura del hombro y sin perder el paralelismo de nuestros ojos respecto del piso, la acomodamos  en el hueco del hombro y hacemos contacto con nuestra mejilla que debería ubicarse entre el hueso del pómulo (malar o cigomático) y la culata.

La culata hace contacto con el hombro en el hueco que forma la unión del pectoral y el deltoides
La presión con el hombro puede ser mayor o menor, pero debemos intentar por todos los medios que sea siempre la misma. Hombro y mejilla juegan en dupla.

La mejilla

Debe ejercer siempre la misma suave presión, para que a la vez nuestro ojo esté ubicado –también– siempre en el mismo lugar de la culata. Al hacerlo, nuestra mejilla formará un pliegue facial que quedará entre el hueso y la culata. Tratemos de que tenga siempre el mismo espesor.

La mejilla debe ejercer siempre la misma suave presión generando un pliegue facial mayor o menor según la morfología de nuestro rostro.

Se debe intentar consistencia tanto en el lugar donde “anclamos” nuestra mejilla como en la presión que ejercemos. Esta no debe ser excesiva ya que podríamos generar una distorsión ocular al momento de ejecutar el disparo.

Los pies

Son grandes protagonistas en la alineación y equilibrio de la posición. El que corresponde al brazo que sostiene debe estar adelantado y el otro retrasado tal como se ilustra en la foto. Lo importante es que ambos (que deberían tener entre sí una distancia similar al ancho de nuestros hombros ) estén dispuestos de tal forma que nos permitan sostener el arma de forma estable y relajada.

La posición natural para apuntar -una vez que sabemos lo que hay que hacer- se logra cerrando los ojos en dirección al blanco. Pero seguramente no quedaremos totalmente alineados con él.

Una vez parados de esta forma, tomamos el arma, encaramos mirando al blanco, dejando que la culata alcance nuestro hombro y la mejilla encuentre su lugar e anclaje.

Para corregirla no giraremos el torso – lo cual provocaría tensiones musculares – sino, simplemente los pies.

Seguramente sentiremos que está todo bien pero, es muy probable que el blanco nos quede desplazado hacia alguno de los laterales, entonces giraremos para ubicarlo pero… resulta fundamental, para no atentar contra la precisión del tiro, girar los pies ligera y progresivamente – hasta quedar bien alineados – y no hacerlo desde la cintura. Si el tiro es a un blanco estático, lo único que moveremos de nuestro cuerpo – para alinearnos con él – son los pies!

Resulta fundamental hacer el ajuste fino
en la alineación hacia el blanco solo con los pies.
El movimiento será muy sutil y mantendremos
“la posición natural a apuntar”.

La respiración

Conviene inspirar profundamente y espirar antes de encarar el arma y una vez que lo hacemos repetir el ciclo pero sin espirar totalmente, manteniendo gran parte del aire en nuestros pulmones. Mientras retenemos la respiración para atenuar el movimiento de nuestro cuerpo, procederemos con las demás acciones que completarán el disparo. Si no fuera posible producir el disparo dentro de los primeros 15 segundos de pausa respiratoria – porque no logramos sostener la mira en el blanco o por algún otro impedimento –  suspenderemos la acción, nos relajaremos y reiniciaremos nuevamente el ciclo. Respiramos profundamente, encaramos, exhalamos el 50% del aire de los pulmones, retenemos el resto y continuamos con las demás acciones del disparo.

El disparo

Estamos relajados con la posición ideal adquirida, estables y perfectamente alineados con el blanco, ahora solo resta, nada más y nada menos, que apretar el gatillo. Bien, este es el momento crucial en que todo lo bueno que hemos logrado hasta el momento se puede arruinar por un movimiento involuntario, generado por el stress del disparo o por una mala técnica en la ejecución de la acción.

Resulta fundamental conocer el recorrido del disparador y saber en que momento alcanzamos la última resistencia. Debemos entrenar el dedo para que perciba claramente el arribo a ese punto.

En el momento previo al disparo debemos estar dentro del blanco, mientras comenzamos a ejercer ligera presión en el gatillo. Es muy importante conocer su recorrido, su juego o zona libre y la resistencia que ofrece hasta liberarse. Resulta beneficioso hacer disparos, en los calibres mayores se ofrecen unas balas plásticas o  dummy para hacer dry-firing  en cal.22 ó aire comprimido no tenemos esa opción, al blanco sentados y con apoyo para desentendernos de los otros aspectos de la posición de pie y poder concentrarnos  exclusivamente en el recorrido y la resistencia de la cola del disparador.

Lo ideal es llegar a emplazar nuestra mira en el blanco teniendo que superar sólo la última resistencia del gatillo. Recordemos que nuestra falange distal de la mano que dispara es nuestro único contacto con él y a la vez ese dedo sólo está en contacto con el gatillo. Bien, estamos en la zona del blanco donde queremos impactar, nuestra mira a pesar de los esfuerzos por mantenerla estable oscila ligeramente alrededor del 9 y 10 del blanco. Mientras la sostenemos en zona ya alcanzamos el punto máximo de resistencia del disparador, mágicamente la mira se aquietó y posó cerca del diez y el disparo se produjo.

Resultado, un diez bajo que pudimos cantar antes de verlo porque nuestra concentración era tal que sabíamos donde estaba ubicada la cruz o el guión de la mira en el mismo momento en que se produjo el disparo. Experimentamos así la mágica sensación de sentirnos proyectados en el disparo. El tirador deportivo debido a la práctica constante logra mecanizar, integrar y a la vez descomponer estas acciones dentro del breve tiempo que va de la preparación a la ejecución del disparo.

En él se crea un pasadizo neurológico que le permite disparar cuando tiene ante si la imagen perfecta, es decir cuando se produce la alineación de miras en el lugar deseado y casi sin movimiento aparente. Muchas veces es como si no tuviera conciencia de la ejecución manual del disparo y sintiera que el mismo ha sido ejecutado por su cerebro.

El Blanco

Si practicamos tiro informal en nuestra casa debemos tomar todos los recaudos para hacerlo en forma segura. Resulta indispensable contar con una trampa para balines. También y a los fines de concentrarnos adecuadamente es conveniente contemplar el blanco por unos instantes (10 a 15 segundos) antes de comenzar con la práctica.

Debe estar emplazado en zona segura y bien iluminado. Si disparamos con calibre .22 lo haremos en el polígono de un club de tiro observando todas las medidas de seguridad correspondientes.

Si lo hacemos con aire comprimido, adquiramos una trampa para balines y practiquemos en zona muy segura pensando que algún balín puede escapar a los límites de la trampa por lo cual resulta aconsejable agregar detrás un par de recortes de goma EVA que ayudarán a ampliar la zona de contención.

Sugiero también dedicarle un par de minutos a la contemplación del blanco previo a la sesión de tiro. Lo recomiendo como técnica de concentración y puesta en sintonía con nuestro propósito de acertar.

El seguimiento

Efectuado el disparo no debemos movernos y continuar en la misma posición por 2 o 3 segundos. Esto evitará cualquier movimiento involuntario producto de nuestra ansiedad por ver el resultado.

Es el bendito “follow through” de todos los deportes en los que proyectamos algún elemento y debemos terminar perfecta y fluidamente el movimiento o la ausencia de movimiento – como en este caso.

La intención es disparar y quedarse inmóvil en esa posición, mirando el blanco por un par de segundos para impedir que nuestra ansiedad por ver el resultado obtenido, genere algún movimiento no deseado cuando todavía podemos influir sobre la trayectoria del proyectil.

Según la disciplina y/o tipo de arma esto puede ser más o menos crítico.

Recapitulando la secuencia del disparo

  1. Nos paramos frente al blanco con la posición de pies indicada.
  2. Respiramos profundo y exhalamos totalmente.
  3. Volvemos a respirar profundo y retenemos totalmente el aire.
  4. Levantamos el arma y encaramos.
  5. Apoyamos el arma en el hombro, llevamos nuestra mejilla a la culata.
  6. Exhalamos la mitad del aire y ajustamos con los pies la alineación al blanco, si fuese necesario.
  7. Mantenemos la respiración y hacemos presión en el gatillo hasta llegar a la máxima resistencia.
  8. Esperamos a que las miras se posen en el lugar deseado y el gatillo libere el disparo.
  9. Producido el impacto nos quedamos inmóviles en esa posición mirando el blanco, para dar una idea de tiempo… con que contemos hasta 3, después de haber tirado, es suficiente.

IMPORTANTE:  si entre los puntos 6 y 8 demoramos más de 15 segundos y sentimos que no podremos mantener el arma estable, debemos exhalar totalmente, bajar el arma, relajarnos, inspirar profundamente reteniendo el aire y repetir el ciclo desde el punto 6.

Comentarios Finales

Lograr incorporar el presente conjunto de sugerencias a la práctica de esta actividad requiere un mínimo de ejercitación para que estas acciones se vayan mecanizando pero, aunque el tiro no sea una disciplina que realicen con frecuencia, conviene siempre conocer los fundamentos que permiten hacerlo con razonable idoneidad.

Adicionalmente, estos consejos pueden utilizarse en fotografía para evitar las fotos movidas cuando las tomamos a baja velocidad.

Confiamos en que la información les resulte de interés y contestaremos cualquier consulta vinculada con su contenido a través de este blog.

Muchas Gracias




El Control De La Respiración

Por Carlos Nesci para Revista Aire Libre

Fuente: revista-airelibre.com

Mucho se ha hablado y escrito sobre el tema y, a pesar de ello, los tiradores recién iniciados no le dan la importancia suficiente o no han descubierto todavía la influencia que puede tener en el resultado final de sus disparos.

Luego de leer un par de notas en revistas americanas que trataban la cuestión y estimulado por las repercusiones que tuviera la nota “10 tips para mejorar tu puntería”, decidí volver a escribir de manera más puntual sobre el tema.

Por supuesto, los americanos aplican su conocida fórmula KISS (palabra memorable porque significa “beso” pero que es la sigla de “keep it short and simple”, que traducido a nuestro lunfa sería algo así como…“ hacela corta y fácil”) y si bien intentaré respetar esta consigna, me parece importante dedicarle un poco de tiempo a la identificación de los principios y consecuencias de la respiración en el tiro.

Cómo todos sabemos, las dudas pasan por si debemos llenar totalmente nuestros pulmones o encontrar un punto entre los 2 tercios y el vacío total. Difícil dar una respuesta válida para todos ya que como buenos individuos que somos no todos tenemos la misma capacidad aeróbica. Por lo tanto, profundizaremos el tema para determinar qué opciones tenemos en la interrupción voluntaria del ciclo natural de respiración.

Tengamos en cuenta lo siguiente:

  • La respiración es automática, lo hacemos inconscientemente, inhalando y exhalando. Y más allá de la pausa deliberada que intentemos hacer, al llegar al límite, nuestro cuerpo nos obligará a volver a respirar.
  • Tenemos una cadencia y un ciclo propio y natural. El tórax y el diafragma se expanden durante la inspiración, el diafragma se contrae y baja, mientras que los músculos entre las costillas se contraen y suben. Esto aumenta el tamaño de la caja torácica y reduce la presión interna. Como resultado, el aire se precipita hacia adentro y llena los pulmones.
  • Durante la espiración, el diafragma se relaja y el volumen de la caja torácica disminuye, a la vez que la presión dentro de ésta aumenta. En consecuencia, los pulmones se contraen y el aire es expulsado hacia afuera.
  • Como todos sabemos, respirar durante el proceso de disparo afecta seriamente nuestra puntería, ya que conspira contra la estabilidad y nos desplaza del blanco.

Por lo tanto, el mejor momento para controlar el ciclo respiratorio es durante la “pausa respiratoria”, hecho que se produce una vez que exhalamos. Lo ideal es automatizar este proceso para que no resulte consciente y, como consecuencia, se transforme en un elemento más de estrés.

No se debe forzar la exhalación ya que esto provocaría la contracción de los músculos del pecho, todo lo contrario del efecto deseado que no es otra cosa que un estado de relax que favorezca la inmovilidad y prolongue, sin tensiones, nuestro tiempo de apnea.

Si tratamos de cortar la respiración con los pulmones llenos vamos a experimentar mayor incomodidad que si lo hacemos con menos aire en ellos y, con los músculos involucrados en el proceso, en estado de relajación.

A esta altura muchos se preguntarán y con razón ¿Cuánto tiempo se puede o debe aguantar la respiración?

Si bien eso depende de las condiciones y aptitudes físicas del tirador, se puede decir que el tiempo de apnea – en situación de puntería – no debería extenderse más de 8 segundos, posiblemente el ideal pase por los 5” y el límite esté en los 10”.

En la medida que el tiempo se extienda comenzarán los problemas de agudeza visual por falta de oxigeno. Además el arco de movimiento se incrementará ya que el cuerpo empezará a manifestar ciertos movimientos involuntarios y nuestra concentración decaerá notoriamente. La necesidad de volver a respirar postergará cualquier otra demanda atencional.

Uno puede modificar el uso de la pausa respiratoria según la disciplina que practique. Obviamente las disciplinas dinámicas – en las que se incluye movimiento y/o desplazamiento – requerirán de ciertos ajustes de ritmo y pausa, acordes con nuestro estado físico y la demanda de esfuerzo que el ejercicio requiera.

Lo importante es tener en cuenta el efecto que el ciclo respiratorio provoca al momento de comenzar a trabajar sobre la posición de tiro – el stance – y de esa forma ajustarlo a nuestra conveniencia, practicarlo reiteradas veces hasta que lo automaticemos y lo podamos llevar a cabo sin pensar.

En situaciones donde es imposible relajarse porque el esfuerzo físico hace que nuestro corazón bombee a altísimas pulsaciones, la forma de neutralizar el caos de movimientos es una súbita inhalación, una breve pausa y, durante la misma, un rápido y controlado disparo.

En mi caso, disparando con fusil, después de acomodar el cuerpo y direccionar debidamente los pies (para que el punto natural a apuntar coincida con el blanco y no deba hacer ninguna corrección muscular que ocasione fatiga y tensiones) procedo de la siguiente forma:

  1. Inhalo profundamente mientras levanto el fusil y encaro.
  2. Con las miras en zona de blanco exhalo hasta sentirme cómodo, reteniendo parte del oxigeno en mis pulmones.
  3. Hago la pausa, mientras busco la imagen ideal del blanco.
  4. El rifle se detiene y disparo.

Respecto del punto 4, aclaro que allí mi dedo ya comenzó a desplazar al gatillo hasta la detención del rifle en el blanco y también suelo darle prioridad a la detención del rifle sobre la búsqueda del centro geométrico.

Es decir, privilegio un rifle detenido en algún lugar de la zona del 10, antes que la búsqueda de la perfección de un blanco “mosca” porque sé que el primero será un buen tiro y el otro, un tiro forzado que puede terminar aterrizando en la zona del 8 ó menos.

Lo más probable es que el tiempo total de ejecución de estos 4 puntos, desde la inhalación hasta el disparo, ronde los 15 segundos.

Conclusión: Practiquemos una forma razonable de inhalar y exhalar en parte, sostener la pausa y disparar controladamente. Si lo hacemos habitualmente lograremos internalizarlo y pasarlo del consciente al inconsciente para que el ciclo fluya naturalmente lo que, seguramente, mejorará nuestra puntería y, como consecuencia, nuestras agrupaciones.